Anoche
vivimos un nuevo espectáculo del mejor jugador de la historia del futbol, nunca
antes nadie fue tan decisivo y regular durante tanto tiempo seguido. Pero lo
mejor de Messi es que no se para, año tras año incorpora nuevas facetas a su
juego que le hacen aún mejor y más desequilibrante. El argentino empezó siendo
un jugador bestial en lo individual, hacía jugadas maradonianas en cada partido
pero muchas de ellas al final no acababan en gol ni en algo útil para el
equipo, llegó su evolución con el falso nueve, que pasó a destrozar defensas
con sus llegadas al espacio y sus desequilibrios en el centro del campo cuando
bajaba unos pocos metros a generar superioridades junto con sus compañeros de
la medular y entraba en velocidad hasta la definición. Pero si por si esto no
bastara, no sé si por él mismo o si por sugerencia de alguien, pasó a jugar más
de diez que de nueve y pasó de buscar números individuales a mejorar el
colectivo, a mejorar su precisión en los pases, a su visión y lectura de juego
que ya tenía, le dotó de una precisión que le llevó a ser el mejor asistente de
Europa. Ahora hace un par de años que se ha propuesto meter las faltas y su
evolución y mejora es más que evidente, ya no es por los goles que está
marcando, es por la sensación de peligro en cada falta que chuta, que suelen ir
o a puerta o muy cerca de los palos. Ayer se vivió otro capítulo más de sus faltas
inverosímiles, yo cuando vi la pelota colocada, pensaba que chutaría Neymar,
era en su perfil y nada parecía indicar que Messi se sacaría el obús que el
portero no vio hasta que la tuvo dentro de la portería. Un gol que además fue
decisivo porque el partido estaba muy complicado y el equipo no veía por dónde
meterle mano al Sevilla, gol que dio alas al Barça y se las cortó al Sevilla.
Las comparaciones son odiosas, pero es surrealista que intenten comparar a
Messi con la vedette madridista, hay una diferencia abismal entre uno que
sabiendo que es el mejor aún tiene muchas cosas para mejorar, trabaja en los
entrenamientos para ello, en comparación con el otro que se preocupará mucho
por su cuerpo, será muy profesional en su forma de vida para mantenerse en
forma, pero que lleva años estancado en su juego y cada vez aporta menos en lo
colectivo y más en la definición. Cuando uno precisamente evoluciona desde el
individualismo al colectivo, en cambio el otro se cree el mejor, desprecia a
sus compañeros y cada vez se esconde más y solo intenta aprovecharse de las
jugadas de su equipo para que le den el gol pastado. Es curioso como una falta,
desde posiciones muy similares, en un partido que va 0-0 y son incapaces de
chutar a puerta, se la tira encima del portero, mientras el otro, perdiendo
0-1, marca un golazo decisivo para el devenir del partido.
El
partido de anoche fue un serio aviso para el Barça de cara a la final de copa,
por si alguno se pudiese pensar que estaba ya ganada y que ya se puede contar
con el doblete como mínimo. El Sevilla demostró su capacidad de competir y que
en una mala tarde te puede pintar la cara perfectamente, más en campo neutral y
en una final. También es justo decir que el Barça jugaba con muchas rotaciones
y tras el desgaste de champions mientras el Sevilla, excepto un par de
jugadores quizá, jugaba con su once de gala y más frescos. Algunos podrán decir
que el Sevilla jugó Europa League el jueves, pero es que tenían ya la
eliminatoria sentenciada y sólo un jugador repetía del once del jueves. Los
sevillanos jugaron un partido bastante completo y plantaron cara en todo
momento, pero al final la calidad del Barça decidió el partido.
Empezó
el encuentro muy igualado, con un Sevilla que jugó un mixto de lo que le venían
presentando los rivales al equipo culer, no salió arriba del todo a la presión
y línea defensiva en medio campo, pero tampoco salió de primeras con el autobús
puesto, jugaron en una zona intermedia y sólo presionaban cuando la pelota
estaba en zonas peligrosas, poblando el medio campo con gente de trabajo y con
muchas ayudas de los de arriba a los laterales, tapando las bandas y pasillos
laterales. Al Barça le costaba mucho romper el entramado y el Sevilla cada vez
que recuperaba, la jugaba con mucho criterio y con mucha calma en medio campo,
para luego darle velocidad por bandas e intentar romper. En este aspecto le
amargaron la noche a Aleix Vidal y a Piqué, el primero jugó el peor partido
desde que está en el Barça y el segundo acusó como siempre el jugar al lado del
mediocre de Mathieu, que tienes que tener un ojo y medio puesto en él a ver cuándo
la va a cagar y además tapar a tu lateral cuando sube. Ya hubo varios avisos
previos hasta que una buena triangulación en medio campo, lanzó por banda a
Tremoulinas que puso un buen balón para que Vitolo definiese solo. Al final es
un castillo de naipes y si el del medio es mediocre pues los de al lado van
cayendo, así Piqué estaba ayudando a Aleix en medio campo y Mathieu pues estaba
en su mundo como siempre, fuera de sitio, con lo que Alba tuvo que bascular y
dejó espacio para que Vitolo rematase a placer. Con el gol el Sevilla sí que
pasó a meter el autobús descaradamente, con lo que el Barça tuvo el dominio
total y absoluto, que hizo que se pusieran las pilas los de arriba. El Barça
estaba sufriendo de creación de juego, porque Arda necesita aprender
automatismos aún y sigue incrustándose en la línea de delanteros, con lo que no
ayuda en la creación, Sergi Roberto también es un hombre más de llegada de
segunda línea y de juego fácil de uno o dos toques pero no para habilitar a los
delanteros. Jugaron ambos demasiado a lo mismo y aún no habían jugado juntos,
por lo que el resultado no fue el más satisfactorio. Pero bueno, entonces
apareció el titán de Badia, que cogió las riendas del medio campo y a base de
pases rápidos y combinaciones en corto con un Messi que se movió a jugar entre
líneas y un Neymar que también hacía la diagonal hacia adentro, empezaron a
generar juego y encontrar agujeros, con lo que llegó la jugada clave de la
falta tras un muy buen pase de tacón del brasileño y un gran movimiento, de los
clásicos del uruguayo, que la dejó correr y rompió a su par, forzando la falta
que todos sabemos el brillante resultado final.
A
partir de ahí el Sevilla le temblaron las piernas y el Barça jugó sus mejores
minutos hasta el descanso. En la reanudación empezó muy de cara para el Barça,
que fruto de una jugada inventada entre Messi y Suárez acaba en gol de Piqué
para remontar definitivamente el partido. Una jugada que parte de la nada, con
un pase de Suárez, en una posición que no es la suya, que Messi se saca de la
manga encontrar un espacio para romper desde dentro del área, que solo le tuvo
fe el uruguayo que sigue la jugada y por eso llega antes que nadie para asistir
a Piqué. A partir de ahí el Sevilla se tira hacia arriba y Emery hace un par de
cambios ofensivos, que combinados con el bajón físico del equipo blaugrana,
convierten el partido en una segunda parte muy competida con ocasiones para
ambos lados, sin acierto por parte de ninguno y con un buen papel de los
porteros. Lucho lo vio e intentó dar un poco de control al equipo con la salida
de Iniesta y refrescando luego con Rakitic, pero el partido ya estaba demasiado
roto y el esfuerzo había sido máximo. Al equipo le faltó un poco de lectura de
partido y controlar más la posesión para acabar de destrozar físicamente al
Sevilla.
Al
final si mirásemos el partido en cuanto a estadísticas, pues el Barça volvió a
ser superior, pero llevamos varios partidos que la falta de acierto cara a
puerta complica los encuentros, hasta el punto que acabamos el partido con
sensaciones de que si el rival hubiese empatado no habría pasado nada. Es más
una sensación por la ida y vuelta del encuentro que lo que pasa en realidad,
pero habrá un día que ya sea de rebote o por una buena jugada la moneda saldrá
cruz. Al menos podemos destacar que el Barça tiene mucha solidez a la hora de defender
los balones parados, mérito de Lucho y su staff que lo han trabajado mucho para
que así sea, el Sevilla tuvo bien pocas ocasiones para poder generar peligro
con estas acciones y eso que tienen buena estrategia, como el Atleti que
tampoco pudo crear demasiado peligro hace unas semanas.
En el
apartado individual, antes que a la tripleta ofensiva, me gustaría destacar a
Busquets, que una vez más hizo un partido para enmarcar, totalmente decisivo en
el juego del medio campo y que cortó lo que no está escrito, uno de los mejores
lectores de juego del mundo y sin duda el mejor mediocentro defensivo de la
actualidad, es una pieza insustituible. El partido de ayer es para ponerlo en
las escuelas de futbol de cómo se debe colocar un mediocentro y como dar
fluidez a su equipo cuando está encallado. El de Badia probablemente jugaría en
el 70% de equipos en la posición de interior, porque ha evolucionado de una
forma bestial y cada vez aporta más en ataque. Si hay un jugador que merece que
le suban la ficha es él, que nunca lo ha pedido y ya toca hora que el
presidente cumpla sus promesas, porque si hay alguien decisivo sin marcar goles
en este equipo es Sergio. Que no esté en el equipo de gala de la Fifa es para
que algunos se lo hagan mirar a base de bien.
Luego
está la tripleta de arriba, que cuando no es uno es el otro, pero que es un
espectáculo ver como rompen las defensas de esta manera, ver como combinan en
espacios tan reducidos y generan ocasiones. Donde los aficionados ni vemos en
la tele, ellos lo ven en el campo que es cien veces más difícil. La llegada del
brasileño y el uruguayo ha sido como agua de mayo para Messi, que ahora ya no
es la única amenaza para las defensas. En los años post Pep, los equipos se
centraban en tapar al argentino, conocedores de que el resto no decidían
partidos como él, era a jugársela al mal menor. Pero es que ahora si se centran
en Messi te puede destrozar Neymar o puede hacerlo Suárez. Ayer por ejemplo el
partido lo rompe Suárez con una jugada partiendo como si jugase de interior, ya
no es su capacidad de desmarque, su pelea, su hambre por el gol, su colocación
de estar siempre en el lugar adecuado, es que se marca una jugada por banda con
recorte que no acaba en gol de milagro, es que te da una asistencia cuando
menos te lo esperas. Si a eso le sumas al jugador más desequilibrante en el uno
contra uno con espacios para regatear y correr la cosa ya no es una cuestión de
taparse con la manta corta, es que te tapas con un pañuelo. No hay por dónde
cogerlo defensivamente. Y claro, si le dejas un resquicio al argentino para que
juegue a sus anchas porque tienes que tapar a los otros dos, más los dos
laterales que entran de segunda línea, más el interior que entra desde atrás,
la cosa ya es de psicosis total. La única opción de parar esto es que ellos no
tengan el día cara a puerta, como en los últimos partidos, o que haya una
pájara generalizada por la acumulación de partidos.
Los dos
interiores cumplieron en la recuperación y el trabajo de presión, les faltó un
poco de presencia ofensiva, pero no se puede decir tampoco que jugasen un mal
partido. Como tampoco lo podemos decir de Alba, que cumplió en ataque y en
defensa y estuvo mejor que en partidos anteriores. La gran rémora de este
equipo sigue siendo encontrar un central de garantías para jugar acompañando a
Piqué cuando no juega Masche. Esta debe ser la asignatura obligada de este verano,
desprenderse de los dos paquetes, vender a Bartra que no confías en él y traer
dos centrales contrastados, no hace falta ir muy lejos, en Castellón tienen a
Musacchio que daría un rendimiento inmediato, por poner un ejemplo y no creo
que sea más caro que Mathieu o Vermaelen. Pero arreglarlo ya, un par de
centrales y un lateral zurdo competitivo.
Bravo
tuvo una intervención decisiva en el mano a mano ante Gameiro. El resto de
partidos todas las que paró fueron muy parables, pero igual que cuando no tiene
trabajo lo decimos, esta semana podemos decir que ha sido decisivo.
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